Carta a la editorial

Esta carta es esencialmente para expresar mi sentir con respecto a mis vivencias en el HGZ 98 en cuanto a la supervisión de enfermería.
Nos avisaron con antelación que vendrían de la delegación para supervisar nuestro trabajo, así que nos preparamos deseando sacar buena calificación (ilusas). Pero parece que nada satisface a las supervisoras delegacionales, todo indica que ellas nunca fueron personal operativo, no saben qué es tener a 15 pacientes a su cargo como enfermera general o por lo menos ya se les olvidó.
Nuestra labor no es de ajustes que se lleven un día, por ejemplo el correcto llenado de la hoja de enfermería requiere trabajo que no valoran (sólo por citar un ejemplo).
Con su dichosa supervisión sacamos la “grandiosa” calificación de 4.2. Nos molesta no por el número en sí, sino porque ellas [las supervisoras] no son capaces de ver todo el trabajo que realizamos, son tan ciegas que no ven que el paciente agradece y nos da bendiciones por la calidad y buen trato que les damos a pesar de las pésimas condiciones en que laboramos gracias al IMSS-patrón que no dota de los recursos suficientes, y ellos (pacientes y familiares) no son ciegos, se dan cuenta de las carencias en que nos tienen sometidas.
¿Por qué no se atreven a supervisarse a sí mismas?, es decir al instituto mismo. Saben que sacarían un terrible cero.
¡Quédense con su calificación, que de todos modos sabemos que sus números no son reales! Son amañados, tergiversados, torcidos a su conveniencia. Nadie aquí les podemos dar el beneficio de la duda.
Ellos (los institucionales) con sus números lo único que hacen es desacreditar al Instituto. Nosotros, los operativos (los que verdaderamente trabajamos) nos preparamos cada vez más, a pesar de que se nos valore menos.
Desgraciadamente todo indica que las cosas no van a cambiar. Lástima

Enfermera Paty.